viernes, 1 de abril de 2011

BLOQUEO


BLOQUEO A LA LIBERTAD

por Jorge R. Enríquez *

¿Qué ocurriría si "The Wall Street Journal", el prestigioso y conservador diario norteamericano, severo crítico de las políticas de Barack Obama, no pudiera distribuirse un día porque grupos afines al gobierno federal bloquean sus plantas gráficas?

Se trataría de un escándalo de proporciones nacionales e internacionales. Obama quedaría en la cuerda floja, a merced del juicio político que inmediatamente se promovería. No podría, siquiera, contar con los votos favorables de todos los legisladores de su partido.

¿Qué ocurrirá en la Argentina después del bloqueo del sábado y domingo pasados a La Nación y Clarín? Alguna espuma verbal, declaraciones de repudio de todo el arco opositor y, tal vez, poco más.

Ojalá que no sea así. Ojalá que la sociedad reaccione con indignación y obligue a la oposición a exhibir un frente unido en defensa de los valores más esenciales de la república, y a jueces y fiscales a asumir un rol más activo y enérgico.

Porque lo peor que puede pasarnos es el acostumbramiento o la resignación. Esa sería la victoria más resonante del "Proyecto" o el "Modelo", que no aspiran en verdad a otra cosa que a transformar a la Argentina en una vasta Santa Cruz, en la que sólo se escuche y se lea lo que la Gran Hermana determine.

Hemos asistido a un hecho gravísimo, inédito en la democracia desde 1983, que debilita aún más nuestra ya muy deteriorada calidad institucional. Se ha conculcado la madre de todas las libertades.

Thomas Jefferson, tercer presidente de los de los Estados Unidos de América y autor principal de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776, al concluir su mandato presidencial en 1809, decía respecto de esta garantía esencial para la democracia : "Se trata de un mal para el que no hay remedio. Nuestra libertad depende de la libertad de prensa, la cual no puede ser limitada, pues se perdería”.

Este tribuno de la democracia dejó para los tiempos unas palabras que se encuentran inscriptas en el techo del Monumento que lo recuerda en la ciudad de Washington y que debieran ser el apotegma de todo aquel que abrace el ideario republicano: “He jurado ante el altar de Dios hostilidad eterna contra toda forma de tiranía sobre la mente del hombre”.

El gobierno nacional no puede excusar bajo ningún aspecto su responsabilidad en esta cuestión. No sólo porque el puñado de personas que cometió el bloqueo era inocultablemente afín al oficialismo y a su principal aliado, el próspero empresario Hugo Moyano, sino porque, en cualquier caso, el gobierno incumplió deliberadamente con su obligación de asegurar la libertad de expresión e incurrió en el delito de desobediencia al no cumplir fallos judiciales que le exigían impedir o hacer cesar los bloqueos.

La Policía Federal, por orden de la ministra Nilda Garré, permaneció en la más absoluta inacción. No hizo nada. Contempló a los piqueteros como si asistiera a un espectáculo.

Los que bloqueaban los diarios eran pocos. Cualquier fuerza policial minimamente apta - y la Federal lo es - los hubiera desalojado en pocos minutos, sin necesidad de emplear ninguna violencia.

Esa omisión indica a las claras la complicidad del gobierno. No es sorprendente, porque Moyano y el kirchnerismo comparten la misma fobia por la prensa libre.

Moyano ya había anunciado, a través de uno de sus personeros, que iría a la puerta de los diarios con miles de camioneros a pedir explicaciones cada vez que alguna noticia que no fuera de su agrado lo involucrara. En la edición de Clarín que no pudo ver la calle, se incluía una investigación sobre el patrimonio del lucrativo camionero.

Es imprescindible marcar una raya y gritar: ¡No pasarán!
HUGO CHÁVEZ, MAESTRO DEL PERIODISMO LIBRE

La Universidad Nacional de La Plata fue fundada en 1905 por Joaquín V. González y ha sido una de las más prestigiosas del país.

Le dio a La Plata , fundada sólo un par de décadas antes, el brillo de una ciudad estudiantil. Grandes profesores enseñaron en sus claustros y grandes argentinos, en todos los campos del saber, se graduaron en ella.

Fue, además, en épocas oscuras de la república, un faro de la libertad.

Por eso nos duele profundamente leer que su Facultad de Periodismo haya galardonado al presidente venezolano con el premio Rodolfo Walsh por "su compromiso incuestionable y auténtico en afianzar la libertad de los pueblos".

Poco cabe esperar a esta altura de la paleozoica izquierda populista latinoamericana, hondamente reaccionaria. Pero, por lo menos, si la Universidad de la Plata quería concederle una distinción a Hugo Chávez, podían haber imaginado alguna menos absurda. Que lo premie nada menos que la Facultad de Periodismo, profesión que necesita de la libertad como los peces el agua, parece una broma macabra.

Nada ha hecho Chávez por la prensa libre. Al contrario, la ha ahogado todo lo que ha podido, enseñándoles el camino a los Kirchner. De hecho, fue recibido con pompas por la presidenta de la Nación. A falta de la visita del líder de la primera potencia mundial, que nos esquiva de manera ostensible, tuvimos la verborragia hueca del tiranuelo caribeño.

Joaquín V. González fue un destacado hombre público, un agudo jurista y un progresista en el mejor sentido del término. Aún se leen con provecho las páginas de su "Manual de la Constitución Argentina ", texto en el que aprendieron los grandes principios constitucionales muchas generaciones de abogados.

La libertad es el primero de esos principios, a tal punto que el Maestro Germán Bidart Campos llamó a su magistral estudio de la primera parte de la Constitución argentina "el derecho constitucional de la libertad".

Sin dudas, González no pudo imaginar que el templo del saber y de la libertad de ideas que fundó sería alguna vez el escenario de la celebración de un dictador.



(*) El autor es abogado y periodista

Viernes 1º de abril de 2011



Dr. Jorge R. Enríquez

jrenriquez2000@gmail.com

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