miércoles, 13 de abril de 2011

CONSPIRADORA



MILANI, EL OPERADOR DE LA MINISTRO, CADA VEZ MÁS ACTIVO
Rodeada por sus generales, Garré conspira contra Puricelli

por Alexis Di Capo

El actual rol estelar de Nilda Garré en el Gobierno y el hecho de que haya pasado a conducir la Seguridad luego de cuatro años de dirigir la Defensa Nacional, avalarían sus pretensiones de seguir teniendo la última palabra en la política militar. El perfil bajo del actual Ministro de Defensa, Arturo Puricelli, en alguna medida habría favorecido que las operaciones de ella en los cuarteles sigan adelante. El sábado 2 de abril, la ministro organizó un asado en una quinta del ejército que ella usa, ubicada en proximidades del Liceo Militar San Martín. Allí estuvieron presentes su hermano Raúl Garré, su “fiel” mano derecha, y el general César Santos Gerardo Milani, Subjefe y Director de Inteligencia del Ejército. Éste concurrió acompañado -previa anuencia de la Ministro- por el General Luis María Carena, Director de Remonta y Veterinaria (amigo e informante suyo) y de un bien nuevo actor, el Director de Aviación del Ejército, General Ricardo Luis Cundom. Éste aparentemente abandonó las filas de la Infantería lideradas por el aspirante a Jefe de Estado mayor, el general Mario Gabriel Dotto, Inspector General de la fuerza.

El caso es que, en el asado en cuestión, se habría tratado una amplia agenda que incluyó la forma de desplazar próximamente tanto a Puricelli como al Jefe de Estado Mayor, general Luis Alberto Pozzi. Según un testigo, el consumo de vino tinto habría sido lo suficientemente alto como para dudar si los comensales estaban hablando en serio. Cundom, por su parte, salió del quincho aparentemente asustado por el salto que había dado y sin saber cómo hacer para salir de esa situación tan embarazosa.

Un ministro que perdió la calma

Pero la semana pasada Milani, lanzado con toda su ambición, demostró que lo conversado en el asado iba en serio, porque organizó otra reunión con Garré, con la concurrencia a los subjefes da la Armada y la Fuerza Aérea, almirante Benito Rotolo y brigadier Manuel Blanco. Los movimientos de Milani, ejecutados sin ningún disimulo, habrían llegado inmediatamente a oídos de Puricelli. Según trascendió, el ministro habría perdido su habitual calma y los que acceden a su despacho suelen escuchar ahora que los días de Milani, Carena y Cundom en la fuerza “están contados.”

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