sábado, 17 de abril de 2010

FINAL CON VETO


LA REFORMA DEL IMPUESTO AL CHEQUE EN DIPUTADOS

Un final con veto podría complicar la negociación de la deuda



Fellner y Rossi, la última línea de resistencia.

Por Carlos Tórtora

El jueves por la tarde, Néstor Kirchner lo habría instruido personalmente a Eduardo Fellner para que rechace tratar en la Cámara de Diputados la medida sanción de la derogación del artículo 3 de la Ley de Impuesto al Cheque que acababa de aprobar el Senado. Julio Cobos, en esos momentos, ya había girado el proyecto con media sanción a Diputados, mientras Miguel Ángel Pichetto seguía desgañitándose sosteniendo que la sanción no era válida porque se había aprobado con mayoría simple y no con mayoría especial. Caracterizado por ser un kirchnerista de bajo perfil, negociador y renuente a los fotógrafos, Fellner ingresa ahora al peor de los mundos. Deberá oponerse a firmar en la Comisión de Labor Parlamentaria que el proyecto sea incorporado al orden del día. Por las dudas, Agustín Rossi ya le salió al cruce anticipando que el proyecto no debe ser aceptado. Un sector del peronismo disidente, encabezado por Graciela Camaño, planteó, a su vez, la posibilidad de destituir al presidente de la Cámara, alternativa difícil, porque aquél tiene mandato por un año. Por otra parte, los radicales se negarían a una operación de este tipo, porque quieren evitar caer en el perfil destituyente.

Porque es necesario

CFK tiene la última palabra a través del veto. Pero este camino tiene sus problemas. El primero es que el kirchnerismo pagará así todos los costos políticos, no sólo en las encuestas sino ante los caudillos provinciales. La segunda razón, más importante, es que Amado Boudou acaba de anunciar que, una vez puesto en marcha el canje de deuda, se abocará a las negociaciones para arrimar a un acuerdo con el Club de París. Este sendero hacia el acceso a los mercados voluntarios de crédito podría complicarse sensiblemente si el gobierno aparece jaqueado por el Congreso y vetando una ley que le arrebata el manejo de 10.000 millones. Un gobierno que pierde totalmente el control del Congreso no es interlocutor serio para los acreedores externos. Y ni que hablar si en el medio de todo esto hay fallos judiciales, como en el caso de los DNU 2010/09 y 298/010, favorables a la oposición. El costo de vetar una ley reclamada por todas las provincias podría ser entonces especialmente caro. De ahí que Fellner y Rossi sean ahora los jefes de una línea de trincheras que no debe traspasarse, al precio que sea. El problema para Oscar Aguad, Felipe Solá y Elisa Carrió es que el golpe de mano dado por la oposición en el Senado los obliga a actuar del mismo modo. Están obligados a conseguir la media sanción faltante, aunque sea a través de una sesión especial, como ocurriera días atrás con el rechazo del DNU 298. ¿Habrá algún juez que, no sin audacia, suspenda el tratamiento del proyecto ante una eventual presentación de los senadores del Frente para la Victoria? Aunque improbable, esto no es para nada imposible. En la jurisprudencia es imposible encontrar el caso de un proyecto de ley frenado por la Justicia, porque se supone que el procedimiento de la sanción de leyes no es judiciable. Tal vez el último recurso K para no tener que vetar sea conseguir un fallo que suspenda la ley después que Diputados la sancione y antes de que a la Presidente le venza el plazo para promulgarla. En estas sutilezas ya estaría trabajando el Procurador del Tesoro, Joaquín Da Rocha, y varios operadores judiciales.

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