viernes, 9 de abril de 2010

FRAUDELANDIA


El Liberal - 09-Abr-10 - Opinión

http://www.elliberal.com.ar/secciones.php?nombre=home&file=ver&id_noticia=100409DPU&seccion=Opinión

Fraudelandia

por Miguel Ángel Rouco

Desde el default y el corralito y corralón hasta la confiscación de los ahorros previsionales de millones de trabajadores, la cultura del fraude se convirtió en una señal indeleble de esta década.

Ejemplos sobran y huelgan mayores comentarios. Pero el fraude se instala en la sociedad regando sus efectos nocivos.

La negativa de varias asociaciones empresarias a firmar una adhesión al documento elaborado por la Iglesia, sobre la situación socioeconómica, pone de manifiesto no sólo el cinismo de algunos hombres de negocios sino que alimenta la cultura fraudulenta y el "sálvese quien pueda" que se urdió en el país, al cabo de innumerables y traumáticas crisis económicas.

Unidos por el espanto, más no por el amor, la administración Kirchner y los sectores empresarios más favorecidos hacen causa común a la hora de licuar el bolsillo de la población.

La sensación de desamparo y vacío que deja la dirigencia empresaria en medio del vendaval inflacionario pone de relieve que la sociedad deberá enfrentar sin defensas, las consecuencias de un modelo que se ha transformado en una fábrica de pobres y en un clientelismo sin fin.

Los sectores industriales favorecidos por una política proteccionista y el sector financiero que vive a expensas de las urgencias del "Estado-bobo", se niegan a adherir al documento del Episcopado, para no contrariar el ánimo de la administración Kirchner, mostrando un desprecio absoluto por la delicada situación socioeconómica que viven millones de argentinos. Mientras no toquen sus haciendas, está todo bien, es el resumen del pensamiento de estos sectores.

Esta actitud fraudulenta recrea en la memoria colectiva la homilía del reverendo Martín Niemöller quien en medio de la Alemania devastada por la II Guerra Mundial, señaló: "Cuando los nazis apresaron a los socialistas, no dije nada, porque yo no era socialista. Cuando encarcelaron a los sindicalistas, no dije nada, porque tampoco era sindicalista. Cuando se llevaron a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando al fin vinieron a buscarme, no había ya nadie que pudiera protestar".

Es cierto que hay mucho en juego y los empresarios "oficialistas" prefieren no agitar las aguas. Pero en la vida, existen los límites.

En el caso de los industriales "protegidos", este status quo les permite hacer y deshacer a su gusto. Con altos aranceles, los bienes importados no entran. Con capacidad ociosa y una estructura productiva obsoleta, producen con costos altos y ajustan vía precios, teniendo como rehén a toda la población. El resultado es, en parte, la inflación actual.

El Gobierno, con tal de mantener el silencio les permite disfrutar de un mercado cautivo. Es como si se dejara cazar dentro de un zoológico. No es casual que estos mismos sectores ineficientes se sumen al coro oficial y salgan a negar la inflación, para no tener que aumentar los salarios, defraudando a millones de personas.

De la misma manera, la CGT también defrauda a sus trabajadores y por mantener los favores del poder calla sobre la situación de los trabajadores en negro y termina negociando aumentos salariales por debajo de la inflación.

El caso del sistema financiero es similar. Sin competencia entre sí, las entidades prefieren prestarle dinero al Estado antes que a las Pymes y a las familias. El Estado se lleva los fondos de créditos disponibles para financiar su monumental déficit, produciendo un desplazamiento del sector privado (crowding-out).

Al mismo tiempo, con la necesidad de sostener el canje de la deuda, le permite al sector financiero hacer un monumental negocio especulativo con el valor de papeles de la deuda que implican millones de dólares de transferencias de la sociedad a manos de unos pocos.

De la misma manera, pacta silenciosamente con el gobierno un fomento a la bancarización de Pymes y personas y paralelamente obtiene una autorización para aumentar el cobro de comisiones y servicios. Por caso, a partir de la próxima semana, sacar dinero de un cajero de la misma red costará casi un dólar por movimiento, mientras que si se realiza en cajeros de otra red, el precio varía a casi 1 euro por operación.

De lo que se trata, tanto en el caso de los industriales protegidos como en el sistema financiero, es de una brutal transferencia de recursos de los sectores de más bajos ingresos hacia estos "socios" del poder.

De la pobreza y de la inflación no se habla. Se fraguan las estadísticas para ocultar la inflación. Sin inflación no hay pobres y sin pobres, "el país de las maravillas".

¿Cómo es posible que haya menos pobres, en un país que enfrenta ya cuatro años de inflación continua, tal como dicen las estadísticas oficiales? De qué escuela económica han obtenido semejante conclusión?

Además defraudando los índices de inflación, se paga menos deuda. Se defrauda a la población, a los acreedores y a quien se ponga adelante. Eso sí, es una defraudación con ideología, una "defraudación progresista". ¡Vaya uno a saber en nombre de qué progresismo se pregona defraudar!

Con el peso del fraude ideológico regente, trabajadores, jubilados y microempresas se debaten en una tenaz lucha contra la inflación y ven postergados sueños, proyectos y anhelos. En síntesis, ¿para qué sirven las ideologías si sólo se justifican en crímenes como el fraude? Como decía el genial Ionesco: "Las ideologías nos separan, los sueños y la angustia nos unen".

No hay comentarios: