lunes, 6 de septiembre de 2010
JUSTICIA , CORRUPCIÓN Y POBREZA
Por María Herminia Grande
Justicia, corrupción y pobreza
El abanico de la política cotidiana argentina, ofrece propuestas “a la carta”. Los esbozos de las insipientes propuestas que asoman, contienen comedia y tragedia. En un gran mar contenedor de la gran lucha por el poder, se agitan olas distractivas con propuestas, algunas, que podríamos calificar de graciosas. “Rosario está linda, hagámosla feliz”. Pocas veces desde la política se ha aludido a un eslogan tan vacío de contenido para un sector que se supone, es opositor. Y más aún, en una semana en la cual los pasajeros de un ómnibus fueron rehenes de la locura de un ladrón con hacha en mano. Sin demorar este análisis en ello, y sólo a los fines de redondear este eslogan; en todo caso debiese pertenecerle al oficialista Lifschitz quien seguro de su política, va por más…. Tomarlo como ejemplo es solo a los fines de evidenciar una vez más, el corto camino de las buenas intenciones cuando la política no se respalda en proyectos debatidos y consensuados por el accionar partidario. La política no es un desodorante, una salchicha o un nuevo perfume, listos para ser consumidos. Lo trágico lo puso el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli ya no en un eslogan, sí en una declaración, tal vez conmovido por las circunstancias, cuando le confesó al esposo de Carolina Píparo “me tienen atadas las manos”. De ser real esta declaración, asumir tal condicionamiento, debiese ser causal de renuncia inmediata.
Santa Fe viene de una historia gestual más que verbal a la hora de definir políticas. El silencio cuando no es impuesto y surge naturalmente, es el acto que refleja y convalida el pensamiento. La política es oralidad. El silencio es la pausa para comprenderla. Este pequeño análisis tal vez sirva de marco para comprender por qué se vuelve imperioso que Argentina defina políticamente tres grandes ejes: la trilogía de justicia, corrupción y pobreza. No se puede discutir y mucho menos consensuar políticas de Estado si primero la sociedad a través de sus partidos políticos, no acuerda el modelo de Justicia, como la gran herramienta a utilizar en el diseño de la Argentina a modelar. ¿Justicia amiga y para los amigos?. ¿Justicia dependiente?, 0 ¿Justicia justa?. La corrupción que está instalada con mucho más peso y naturalidad que la droga, es el otro gran tema a definir. Argentina ¿rechaza la corrupción o la adopta? Si la rechaza ¿lo hace convencida de su nocivicidad o sólo por la imposibilidad de participar de sus frutos? Sobre la pobreza ¿qué actitud se quiere tomar? ¿Erradicarla generando las herramientas para tal fin, es decir educación y trabajo; o maquillarla una y otra vez con los clientelistas planes sociales?. Si los argentinos y sus representanes políticos no definen estos tres temas, es imposible pensar en políticas de Estado. Argentina debe definirse, debe adoptar su perfil. Luego a traves de políticas de Estado, trabajar para lograrlo. Debe imperiosamente racionalizar lo prioritario. Volver a aprehender lo esencial.
Decía el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación “la paz siempre será inestable, cuando una mamá no pueda pensar un futuro para su hijo”. Con estas dieciseis palabras el Dr. Lorenzetti puso sobre la mesa el debe y el haber de la política argentina.
La dirigencia enfrascada en su especulación electoral, no aterriza a esta realidad. El oficialismo somete hasta el hartazgo a la sociedad a los vaivenes de peleas que solamente competen a sus fines de poder. Los candidatos del peronismo Federal cada día se alejan un poco más de la racionalidad que la realidad señala. ¿Es serio y /o inteligente que cuatro voluntades se limiten y obstaculicen entre sí, en vez de construir juntos?. El radicalismo y el socialismo, dirimen a lo “Pimpinela” sus fuerzas, apoyándose o no en Carrió y en Solanas. La inflación corcovea. La inseguridad tumba. Cualquiera corta una calle. Cualquiera roba una cartera. Si la política no vuelve a ser seria, cualquiera puede ser presidente en Argentina.
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