martes, 7 de septiembre de 2010

FRACTURA SOCIAL


EL ÚLTIMO RETOQUE A LA FRACTURA SOCIAL

Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse

Después de anunciar las violaciones oficiales de la libertad de prensa, la presidente, sin que se le mueva un solo repliegue de sus mejillas polimerizadas, exhortó nada menos que a la unión nacional, tal como ya lo ha hecho -irónicamente- algunas otras veces.

Insultar la inteligencia parece ser su manía predilecta después del bótox

La figura del matrimonio presidencial, ha logrado por méritos propios, suscitar no sólo el encono cerril de muchos sectores, sino los odios y las divisiones toda de la ciudadanía… con una fuerza que ya hoy puede verse reflejada en una sociedad civil fracturada.

Nunca antes había ocurrido una cosa parecida en el país durante un gobierno democrático, salvo en ocasión de la segunda presidencia de Perón. ¿ A que unión convoca esta señora?

Con la mejor buena voluntad y con el ánimo de ver las cosas en forma objetiva, lo primero que a uno se le ocurre es que lo están tomando por idiota, … y puede verse muy fácil… que ella y su esposo no construyeron, precisamente, un clima de unión nacional, sino todo lo contrario.

La princesa Alsacia lo dijo mejor: Lo que lograron con el empeño de la carcoma bacteriana más fulminante…es sembrar sin el menor escrúpulo el germen de la desunión nacional.

El ex presidente y su heredera, sin dudas han tenido un protagonismo exclusivo en instigar fervorosamente, el desarrollo de ese clima.

Hasta un niño puede ver, en los libros de historia, la saga de los gobiernos totalitarios nacidos bajo un régimen democrático, aún con apoyo de minorías poco significativas, pero con el amparo inapelable de las urnas.

Ascienden por una torre de celofán escalonada en pliegues de total artificialidad, hacia un pináculo cuya altura jamás los conforma.

Convierten a la oposición en un instrumento atomizado que les pavimenta el camino de tal escalamiento.

Ellos dos hicieron exactamente eso.

Midieron casi quirúrgicamente cada paso de la fragmentación que le ocasionaron a esa oposición con el ánimo de evitar cuidadosamente que desaparezca del todo… Y la oposición les franqueó el paso con cariño.

Hicieron eso, casi como una necesidad de mantener su agonía sostenida, la cual debía ser así, arrastrada de un modo interminable, sólo para su imprescindible alimento político en el marco de unos contrapoderes que pudieran existir sólo en los papeles.

Saben, leyendo ese mismo manual, que empezarán a caer cuando ellos mismos se transformen en su propia oposición, en un proceso conocido como “la paradoja del espejo”.

Los embriones de su caída,…. son su miedo… y su inseguridad.

Para enfrentarse a ese drama íntimo que los atormenta cada día, los instrumentos de compensación que desarrollaron naturalmente de forma descontrolada, casi como un anticuerpo defensor del mal, fueron la bravuconada y la agresividad sin límites.

Lograron, en verdad, al principio, muchos más adictos de los que ellos mismos se habían propuesto.

Sumisión, sometimiento e incondicionalidad empezaron rápidamente a campear en derredor suyo.

Y llegaron así a convertirse, para muchos, en un lugar seguro, bajo cuya única sombra, se calmaban las penurias de los disconformes y también las angustias de los que habían sido marcados como enemigos.

Arrasaron con la verdad en prensa y medios, sólo con la disponibilidad de “caja” y con partidas devengadas del propio erario público, todas ellas simétricas con un régimen impositivo confiscatorio, distorsivo y armado con la excusa de una “grave emergencia económica”.

Los totalitarios son esencialmente populistas.

Deben serlo… forzosamente, por cuanto sueñan con ser defendidos por la movilización de una masa crítica popular, a la hora de que aparezca alguna acusación en su contra.

Sobre todo si resulta ser fundamentada.

Llegan incluso al armado científico de conspiraciones, sólo con el objeto de producir, con idéntica artificialidad, su desbaratamiento estrepitoso, lo cual les permite exhibirse airosos y mostrar una fortaleza sofística de dominio frente a sus seguidores.

Son ellos dos, quienes construyeron una especie de liderazgo visual, abrazando causas de defensa hipotética de los intereses del pueblo, con una ferocidad terrible.

La patria, la bandera nacional, la xenofobia y los símbolos de soberanía fueron el objeto ciego de una incentivación tan espectacular como mañosa que permitió verlos abriendo fuego sobre todos los íconos del desencanto popular,…. sobre aquellos que jamás nadie defendería y sobre cualquier leña… de cualquiera de los árboles caídos.

Es absolutamente imposible que sean peronistas. Un sofisma oculto.

La razón es simple: Perón tenía uniforme.

La defensa de los intereses nacionales, puesta como un cartel en la proa de su avance, fue siempre el abrigo de transacciones y de erogaciones mayúsculas sin ningún otro sentido que no fuese el del propio bolsillo, encaminadas… todas ellas, cada vez más, a hipotecar futuro y a “ganar” presente.

Dijeron combatir la calamidad y el vicio del pasado, haciéndolo desde un pedestal de moralidad pública cuyas reglas básicas se impartieron desde un discurso conmovedor, sacralizado y también muy enojoso, que fue dicho siempre en muy alta voz, o a los gritos.

Lograron allí, la rara mezcla de ser, a la vez, víctimas de fantasmas potenciales y verdugos amenazantes… todo junto… en un mismo día.

Enarbolaron en modo permanente un catálogo de graves peligros y acechanzas que eran justamente los reclamos y las pretensiones de unas “minorías deshonestas y antinacionales” en cuya grave demonización trabajaron de sol a sol.

Hacia todos ellos dirigieron sus advertencias y diseñaron parejamente “grupos populares de acción directa” para producir el amedrentamiento sobre cualquier grupo empresario que saliese un milímetro de las reglas de ese juego decretado.

Debemos esperar que el derrumbe sobrevenga por propia inercia.

Acaso nunca por la crítica opositora descafeinada desde su muy débil estructura…. o por los escapes que se animan a ensayar quienes esquivan la mordaza de la prensa.

Les llegará el descalabro por una trágica contaminación interna y también por la descomposición natural de cualquiera de las vías de desarrollo económico social, devenida de la parálisis estructural doméstica y del aislamiento internacional, que son justamente los escenarios artesanales que repujaron pacientemente… sus propios designios.

Les brotará algo así como un tumor de oposición a sí mismos, bien sea por el resquebrajamiento de su propia cohesión debilitada o bien sea por la extinción forzada de los recursos dinerarios artificiales de uso discrecional que fatalmente están siendo llevados, por ellos mismos, al límite de su propio colapso.

La paradoja del espejo es un fenómeno raro… parecido a una especie de “neoplasia política” en cuyo crecimiento, la diseminación de células malignas es una función directa de la trilogía de su práctica política cotidiana: La postergación, la improvisación y la simulación.

Transitarán su último año de oropeles y de boato conyugal.

Un sueño jamás imaginado… absolutamente fortuito…. Impensado.

Inmerecido sin dudas.

Ha de ser la página final de todas las ambiciones y sueños de estos dos terribles aventureros… que un día siniestro… decidieron embarcarse en ese mar sin costas ni rumbos de bitácora… inspirados en un raro espejo que reflejaba sus rostros… bordeados en laurel de fantasía y en una ovación temerosa de marineros que todavía no quisieron o no pudieron tirarse al agua.

La desunión nacional, ha sido un mérito absolutamente exclusivo y esforzado de este singular connubio de trovadores de la inquina… recorrido ya casi el 90 % de su mandato…

Y hoy… puestos en el descarado ensueño de sustituirse mutuamente, parecen escudriñar que acaso haya muchas cosas más … que pueden desunirse… todavía.

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