domingo, 19 de septiembre de 2010
LA TABLADA
Recordemos a un héroe que no se drogaba, ni se daba piquitos con Ricardo Fort, ni hablaba al pedo por la cadena nacional.
Fue apenas un patriota que no dudó en dar su vida para defender a sus soldados y a la celeste y blanca que se pretendía (y aún pretenden algunos trasnochados) reemplazar por el trapo rojo.
Sí, nuestra patria, la mía, la tuya y la de todos los argentinos de bien.
Honor su memoria
Juan Manuel.
UNA HISTORIA, A 20 AÑOS DEL ATAQUE AL CUARTEL DE LA TABLADA...
Yo voy a morir defendiendo el Cuartel… ustedes recupérenlo”
La calurosa mañana del 23 de enero de 1989, Argentina madrugó con la peor noticia. Un grupo de terroristas argentinos, paraguayos, nicaragüenses y cubanos, comandado por Enrique Gorriarán Merlo, y autodenominado Movimiento Todos por la Patria, tomó por asalto a sangre y fuego el Regimiento 3 de infantería mecanizada de La Tablada. Dos días de intensos combates y más de 40 muertos. Otra vez la guerrilla.
Gonzalo Fernández Cutiellos nos recibió amablemente en su casa para hablar de aquél día. Es hermano del Mayor Horacio Fernández Cutiellos, por entonces segundo jefe del cuartel, quien aquél 23 enero de 1989 murió defendiendo la democracia.
Gonzalo Fernández Cutiellos
¿Dónde estabas áquel 23 de enero?
Yo volvía de vacaciones, y recuerdo que me enteré por la radio. Fui directamente a mi Regimiento, en aquél entonces era militar en actividad.
Mi regimiento era el 7 de infantería mecanizado en La Plata. Llegué temprano y me alisté para entrar en combate, pero ya un elemento del Regimiento había salido temprano. Era fines de enero, el 70 % del regimiento de vacaciones, y la reserva de guardia habían tomado 3 vehículos y se habían ido ya para Tablada. De hecho, los tanques que se ven en las imágenes por televisión entrando al Regimiento pasando por sobre el Renault 12 de los terroristas, son del 7 de Infantería. Yo me quedo alistado, y a media mañana me entero que mi hermano estaba herido. Llamé enseguida a casa de mi madre, y ella me da la peor noticia: “Ya nos avisaron que murió”. Mi hermano hacía un mes que había llegado desde Río Gallegos y de hecho, su familia aún no se había instalado en Buenos Aires.
Tenía 37 años, era Mayor de infantería, y el primer segundo jefe de su promoción.
¿Pudiste saber cómo murió?
Mi hermano se había levantado a las 6 de la mañana, esto me lo contaron los soldados. Se vistió con ropas de combate, como todas la mañanas, se puso unas alpargatas y se fue a afeitar. Los primeros tiros y los gritos desde la guardia, lo ponen en alerta. Los terroristas entran derribando el portón con un camión con el que aplastan al primer solado de guardia. Atrás venía un Renault 12 desde donde fusilan al soldado Tadeo Taddia que estaba barriendo la galería de la guardia, desarmado.
Mi hermano se pone a tirar contra los terroristas que entran al cuartel. El estaba en el edificio de la Plana Mayor, de frente a la guardia a unos 50 metros. Se parapeta sobre una puerta pesada de hierro y, para no comprometer al soldado que tenía de ayudante, le da un cajón con municiones y lo pone a cargar cargadores. Mi hermano tiraba, y el soldado cargaba y se tiraban los cargadores por el suelo. Gracias a eso, mi hermano pudo resistir siempre. Él combate desde las 6 y cuarto de la mañana, hasta casi las nueve, nueve y media de la mañana. Luego que los terroristas tomaron la guardia, donde hicieron estragos, se van metiendo dentro del cuartel, Horacio se queda sin blanco. Ya habían pasado las 9 de la mañana.
Entonces sale a la galería y se pone detrás de una columna, y desde ahí, con mejor ángulo comienza a tirar nuevamente contra la guardia. Pero no ve que atrás del edificio de la Plana Mayor estaba uno de los jefes terroristas escondido.
Era "Farfán", un ex miembro del ERP que había estado varios años preso en los 70, y después llegó a un alto cargo político combatiendo en Nicaragua.
Ya el combate se había generalizado. Farfán (Roberto Sánchez) escucha el fuego, lo ve, y le tira por la espalda con un fusil. El tiro a mi hermano le entra por el omóplato y le sale por abajo del hombro. Ese tiro no lo mata, pero lo deja fuera de combate. Fue el único tiro que pudo tirarle a mi hermano, porque inmediatamente lo matan los soldados de la compañía de servicio que estaban en un balcón. Horacio queda como en shock unos minutos, se recupera, y arrastrándose logra llegar nuevamente a la puerta de entrada a su oficina. Se detiene en marco de la puerta, y en ese momento, desde la guardia le tiran durante varios minutos sin parar.
Horacio no obstante logra meterse en la oficina, y cuando ya estaba un metro adentro, recibe un tiro en la unión de las clavículas, arriba del esternón, que le atraviesa la tráquea, le rompe la médula espinal y le sale a la altura del hombro izquierdo. Y cae muerto. Mirá, hace mucho que no cuento en público esta historia, y ahora que la cuento recuerdo que muchas veces hablamos de la muerte con mi hermano. De hecho, los dos estábamos preparados para eso. Y tengo la tranquilidad de saber que Horacio murió como hubiese soñado. Había ido a misa la noche anterior y había comulgado. Y murió defendiendo a su Patria, de los enemigos de siempre.
Una hora después de empezado el combate, le dijo a su jefe por teléfono: "Yo voy a morir defendiendo el cuartel, ustedes recupérenlo". Y así fue.
Horacio Fernández Cutiellos con su familia
¿Cómo era la familia de tu hermano?
Estaba casado y tenía cuatro hijos, la más chica tenía dos, y el más grande 10. Y fue muy difícil para todos. Primero por la muerte tan violenta, luego por la total falta de contención del Ejército, y del gobierno. Con el cadáver de mi hermano tibio, el ejército le prestó a su familia un casa en una unidad militar de Córdoba. Un año después, los echaron como perros.
¿Quedaron con miedo?
Yo no diría miedo, diría que todos los de la familia quedamos desengañados.
No sólo los gobiernos, también el ejército se empeñó en olvidar a las víctimas. El ejército hasta había borrado de su sitio de Internet los nombres de sus muertos en La Tablada, y ante la queja de los familiares, los volvieron a poner, pero sin decir que fueron víctimas del terrorismo. Eso… en realidad los familiares nos sentimos discriminados. Uno dice en este país que su padre o su hijo o su esposo o su hermano murió combatiendo el terrorismo, y lo miran como un bicho raro.
Nadie recuerda que La Tablada, fue un intento de golpe del Movimiento Todos por la Patria, un rejunte de gente del ERP y MONTONEROS para voltear al gobierno de Alfonsín. Para tomar el poder. Se intenta contar lo de La Tablada como un hecho terrorista aislado, y eso es totalmente falso. Uno se siente discriminado más que con miedo, porque los héroes en este país terminan siendo siempre los terroristas, y no quienes los combatieron.
De hecho, la causa de La Tablada se vuelve a abrir, pero para enjuiciar a los militares que combatieron a los terroristas, que están todos indultados.
A pesar de que Horacio murió defendiendo al gobierno de Alfonsín.
La prensa lo remarcó tibiamente al principio, pero rápidamente se calló la boca. Para que te des una idea, el general Pacífico Britos fue el responsable de logística que intervino en la venta del Cuartel a un supermercado español. Cuando los españoles vieron que habían comprado un "campo de batalla", preguntaron si debían resguardar algo. Al Estado le dio lo mismo.
El ejército les dijo que tiraran todo abajo si lo deseaban. De todos modos, los españoles consultaron con los vecinos, y con ellos decidieron mantener el cuartel viejo. Está en ruinas, pero está.
¿Cómo está la familia hoy, a 20 años del ataque?
La esposa y los hijos de mi hermano han salido adelante. Mi madre nunca pudo superarlo. Y yo, junto a varias Víctimas con las mismas inquietudes, entre quienes están el Dr. José María Sacheri, Arturo Larrabure, y Silvia Ibarzábal, fijate que todos los que te nombro tenemos familiares muertos por el terrorismo durante los gobiernos democráticos, a raíz de todo este revisionismo histórico tendencioso, que intenta desvirtuar la historia de nuestros muertos, creamos la ASOCIACIÓN DE VÍCTIMAS DEL TERRORISMO DE ARGENTINA (AVTA) con el objetivo de recuperar la verdad histórica, recordar a nuestros muertos, y lograr ser reconocidos como Victimas, con todos los derechos que eso implica. Queremos que nunca más un hijo de un muerto por el terrorismo en Argentina, se sienta discriminado, o intimidado a esconder su historia.
Poco a poco, hemos comenzado a desandar el camino perdido, y aún así, intentan ensuciarnos diciendo que somos golpistas, que “reivindicamos la dictadura”. Cada vez que organizamos un acto para homenajear a nuestros muertos, nos organizan una contramarcha desde donde nos agreden sin sentido. En fin, sabemos que es un camino arduo y que será difícil, pero no vamos dejar nuestra lucha. A Silvia le secuestraron al padre en 1974, y lo mataron en 1975. Igual a Larrabure. Al Coronel Larrabure lo secuestraron y lo torturaron los terroristas para convencerlo que fabrique explosivos para ellos. Como se negó, lo mataron y lo tiraron a una zanja. Al profesor Sacheri lo mataron volviendo de misa con toda su familia... todo, antes del gobierno militar de 1976. A mi hermano lo mataron en 1989, estaba terminando el gobierno de Alfonsín. Gorriarán y su grupo terrorista, intentó que Alfonsín cayera, y mi hermano dio la vida para que eso no ocurra. Y a mi eso, me llena de orgullo.
Mail de AVtA: victimas_del_terrorismo@yahoo.com.ar
Horacio R. Palma.
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