martes, 19 de abril de 2011

BANDAS DE SOBERBIA


LAS DOS BANDAS DE LA SOBERBIA

Por el Lic, Gustavo Adolfo Bunse

De ninguna otra cosa se habla … en la “República de la Resignación”

Reuniones sociales, foros de trabajo, encuentros de amigos en el bar de la esquina… y hasta en los cruces casuales… la mitad especula, sin ningún fundamento, que ella se ha de presentar oficialmente como candidata. Dicen una catarata de sandeces conjeturales para fundarlo.

La otra mitad, también huérfana de motivos… asegura que no lo hará.

Dicen otra catarata de hipótesis que son una novela de Chase.

Mientras eso ocurre, la oposición graciosa y trágicamente suicida, sigue con su vocación fragmentaria… pavimentándole el camino.

Ella, aún sin haber dicho nada… ya lo sabe:

Compite sola.

Y sin embargo, el miedo la desborda en cada frase,… en cada acto, en cada palabra. Acaso porque tiene conciencia plena sobre que está compitiendo sola. Y que eso de debe -exclusivamente- al motivo mas aleatorio que puede tener nuestra querida multitud de resignados: Una alineación de planetas que ha sido, al menos, fortuita e impensada.

Dicho de otro modo:

omo una jugadora de casino, ella sabe muy bien que el hecho de tener el campo despejado, como lo tiene,… es algo que está completamente divorciado de cualquier escala de méritos propios.

Y después de haber cobrado quince “bancas” seguidas, dejar la apuesta en la mesa… es algo que no le permite disimular el vértigo.

Necesariamente, salvo que sea una sicótica, debe encontrarse con gran frecuencia, en medio de su total soledad, haciendo un acto de íntima contrición y reconociéndole sonrojada al espejo, que en ese cuadro de potencial victoria… no puede arrogarse el menor mérito.

Diríase, antes bien, que su miedo…es una pura conciencia de la insólita sucesión de carambolas que la tiene allí parada, otra vez, en la línea de apresto. Para competir sola.

No es cierto que la autoría del panorama de terrible pulverización de la oposición sea obra de su cerebro supuestamente astuto. El andrajo de la oposición es una arquitectura perfecta del sadomasoquismo y de la vocación autodestructiva de cada uno de sus propios integrantes.

El dinero de la “caja”, arrancado cada día a mansalva del superávit fiscal primario, aún siendo muy turbio, no tiene un solo centavo de su propia autoría. Por cuanto ese superávit, es hoy exactamente la suma aritmética del impuesto al cheque más el juego de la ANSES, junto con las retenciones a las exportaciones y la extorsión de algún subsidio que puede postergarse o negociarse.

Tributos inexistentes en cualquier país del mundo, regresivos y sin duda absolutamente confiscatorios. Prorrogados ambos al amparo de una Ley de Emergencia Económica que se sostuvo a flote sólo por su antojo y por la trágica sumisión de la piara legislativa.

La victimización y el luto como uniforme de combate… no son otra cosa que su miedo en estado puro. Suficiente para poner en el nivel de náusea a cualquiera… y hacerle perder hasta la mínima conciencia de su rol constitucional.

Compite sola.

Se le abre la pista frente a sus ojos, como un horizonte que le permite ver, sin embargo, un enorme vacío. Sin el menor sosiego, sin la menor serenidad, le ladra a las sombras, …casi como si no les creyera nada a sus propias encuestas.

El miedo a las sombras… es un estadio previo a la esquizofrenia.

Pues incluye el miedo al espejo, como el caso del “Doctor Jekill y Mister Hyde”, la muy buena novela de Stevenson.

Sabe que, si se va, el “efecto vacío” puede provocar varios suicidios y el colapso de una cadena de negocios tan inmensa que nadie se imagina el curso de los correctivos del instinto de supervivencia colectivo que va a dispararse en todo ese ejército de dependientes y sumisos.

Nosotros no.

Nosotros súbitamente…, nos vamos a encontrar con su “herencia”.

Y la vamos a aceptar mansamente, sólo por la garantía de impunidad que campea en este trágico territorio de aventureros del poder.

La vamos a aceptar, sólo porque no implica más responsabilidad que la que puede imputarse a la enésima “intentona” de gestión, después de tantos años de desquicio.

Vamos a aceptar mansamente la exacta medida de sus inacciones y de sus deberes de reforma estructural todos científicamente incumplidos, postergados, mentidos, camuflados y contaminados.

Porque en la Argentina nadie paga por nada… y mucho menos por los desastres perpetrados desde la función pública.

Nadie es juzgado por incompetencia, nadie es procesado por la famosa falta de idoneidad que está condenada explícitamente en un precepto constitucional, … nadie paga una catástrofe en el Estado que condujo.

Pero se jura… para que Dios y la Patria …se lo demanden…

Y no se ha conocido un solo ejemplo de que “Dios” ó la “Patria” hayan demandado alguna vez, algo… a algún gobernante, en estas comarcas.

Si le acercan el informe secreto y le garantizan que prosigue la auto disgregación opositora, sin quitarse el luto,… ganará la soberbia.

La soberbia, entonces, paseada en un carromato de flores… y escoltada por los granaderos a caballo, asumirá 40 días después, cuando tal vez le den otra banda en medio de un mar de lágrimas y de una plaza llena de pañuelitos blancos que se agitarán por doquier.

La auditoría pertinente, en esta transferencia de mando y el inventario de gestión que impone la ley, quedarán sellados, simplemente allí, con la complicidad íntima de una nueva cadena de promesas para los jueces

Tendrá pues dos bandas. Pero no son… la usada y la nueva.

Son otras dos:

La banda presidencial, celeste y blanca, (un nuevo modelo)

La banda de mercenarios que vienen con el combo de una gestión de mercaderes y artífices del formidable latrocinio del Estado.

Ambas bandas, forman parte del patrimonio litúrgico que deberá recibir la soberbia el día 10 de diciembre, casi como la cesión anticipada y el comodato vitalicio de un país sin un solo dirigente que pueda reunir la miserable mitad de sus votos

La soberbia, entronizada, habrá de seguir decidiendo nuestros destinos.

Quizás, hasta que un viento de profilaxis social, se la lleve.

Hasta que la caterva que la empujó al palio de la unción, no encuentre nada más para comer en los basurales de la comarca.

Hasta que la falacia del superávit, devenido del salvajismo impositivo, ya no tenga margen para alimentar el vicio de Moyano y el de los otros veinte parásitos de la escoria social… que viven enquistados en los intestinos de la Nación desde hace más de 50 años.

Hasta que una mañana gris, vestida con su toga solemne, se presente a las puertas de su despacho otra señora: La realidad, diciéndole al oído… que viene a buscar su parte de razón, para llevársela, allí mismo.

La soberbia, seguirá dirigiendo nuestros destinos…

Hasta que todas las postergaciones hayan vencido y hasta cuando ya no se pueda mantener más quieta la gran alfombra debajo de la cual se ocultaba cualquier cosa,… desde la venganza de Tutankamón, hasta el default institucional.

Con una infinita impotencia para muchos y con una resignación muy difícil para otros, habrá de verse a la soberbia, ya instalada, luciendo su viejo luto, envuelta en cien oropeles y en los repulgues faciales de un colágeno renovado que fue diseñado, para ella, casi como la máscara moral más humana que había disponible.

Su plan, su propuesta, su dudosa idoneidad y su rumbo decisional, son cosas que estarán vedadas al conocimiento de los argentinos.

La soberbia, como es obvio, no dio ni dará explicaciones de ninguna índole y no habrá comunicación de los actos de gobierno hasta tanto pueda verse algún día… a su propia imagen,… ya raída y sin corona, rodando por las escalinatas del palacio… acaso cuando despierte de su modorra… la indignación colectiva.

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