lunes, 18 de abril de 2011

DETENIDO


Queda usted detenido

Por Carlos Guarella
Lunes 18 de abril de 2011

Queda usted detenido

Allá por la década del ´90 yo estaba trabajando en una flota de taxis con sede en Villa Martelli, en un sólo turno y con auto compartido en horario diurno. Se trataba de un viejo Peugeot 504. El otro chofer lo hacía de noche hasta las 6 de la mañana en la que yo volvía a hacerme cargo del auto.

Ese turno de la noche lo cubría mi compañero Pedro y un día, en esas charlas que se practican en los relevos de turnos, me contó una historia muy particular que le había sucedido.

Una tardecita a las 19 horas, estaba parado en un semáforo y le robaron del asiento delantero del taxi su portafolio, en arrebato desde una moto que arrancó rápidamente y se perdió entre el transito del barrio de Colegiales.

En el portafolios, Pedro tenía además de varios documentos, una chequera personal. Velozmente fue e hizo la denuncia en la seccional policial y al día siguiente en la sucursal bancaria. A pesar de que solicitó que no se pagaran los cheques, los ladrones empapelaron la ciudad con ellos.

El trámite por el robo de la chequera continuó largo tiempo y un primo suyo, abogado, lo representó y se ocupó del tema ante los juzgados correspondientes.

Pedro continuó trabajando con el taxi y una noche en el barrio de Belgrano, se subieron dos sujetos que lo asaltaron, lo golpearon y además se llevaron el auto.

Junto al titular del taxi realizó la denuncia respectiva por el robo de la recaudación y del vehículo. A las pocas horas por intermedio de un móvil de la misma empresa de radiotaxis el auto fue localizado en Villa Urquiza y Pedro junto al dueño fueron a llevar el coche a la comisaría, donde fue liberado a las cuatro horas y así tanto él como yo pudimos volver a trabajar, ya que compartíamos el mismo coche.

Transcurrieron unos años. Pedro se había mudado de domicilio y un domingo por la tardecita, le tocó llevar un viaje a las Lomas de San Isidro. Luego que descendiera la pasajera, emprendió el regreso a la Capital y al trasponer las cabinas de peaje, lo paró un móvil de Gendarmería Nacional.

Luego de exhibir la documentación respectiva, el oficial a cargo del operativo le preguntó si el taxi había sido robado alguna vez. Pedro respondió que sí, pero que había ocurrido casi dos años atrás. Entonces el oficial le expresó que el auto tenía pedido de secuestro y debían incautarlo. Además, cuando procedió a verificar los documentos de Pedro y solicitar datos a su base sobre el chofer, le indicó que él estaba requerido por la Justicia y tenía pedido de captura por estar declarado en rebeldía y que por consiguiente debía detenerlo y llevarlo a la comisaría mas próxima. Mi compañero no entendía nada, no salía de su asombro. Entonces Gendarmería lo llevó junto con el vehículo a una comisaría cercana y allí Pedro quedó detenido e incomunicado, pudiendo hacer una sola llamada telefónica.

En ese momento se enteró que su abogado, su primo, que llevaba el trámite por el robo de la chequera, había presentado un escrito en el juzgado manifestando que hacía mas de un año que no sabía cuál era su paradero, no obstante tener él su teléfono celular, entonces el Juzgado interviniente lo declaró en rebeldía y que debería ser detenido en cualquier lugar que lo encontraran y remitirlo a los tribunales penales de Comodoro Py.

Al día siguiente Pedro fue llevado al juzgado y dado que su abogado ya no lo representaba, se le asignó un defensor de oficio que procedió a pedir la eximición de prisión y luego de la declaración respectiva, a las cinco de la tarde fue dejado en libertad.

Salió y comenzó a caminar rumbo a Retiro. Me contó que nunca fue tan feliz de sentir el aire fresco en la cara, a pesar del frío que hacía y el enorme deseo de darse un baño reconfortante, descansar en su casa con su familia y que nunca se borraría de su memoria los momentos transcurridos en el calabozo de la comisaría, el dolor en las muñecas de las "esposas" y la oscura celda en los subsuelos de Comodoro Py.

Transcurridos algunos días, en el trámite de la chequera robada le fue levantado el pedido de captura y se demostró que él no tenía nada que ver con el suceso.

También concurrió a la comisaría donde había denunciado junto al dueño del auto el robo del taxi Peugeot 504 y allí le pidieron disculpas y le dijeron que algunas veces se olvidan de levantar los pedidos de secuestro de los vehículos.

Pedro trabajó un tiempo más con el grupo, finalmente renunció y ahora está trabajando como cuidador de coches en un garaje de Balvanera.

Resulta inadmisible por cuantas vicisitudes debe pasar una persona decente, motivado por un error, inoperancia o equivocación de terceros.

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