viernes, 11 de abril de 2008

DE PARÍS A BUENOS AIRES

Del cálido París a la complicada Buenos Aires


En un nuevo capítulo de las eternas “relaciones carnales” de Argentina con quien se le atraviese en el camino, la Presidente paseó por París. Pudo darse ese gusto gracias a que la dirigencia del campo levantó el lock out patronal que había taponado las rutas del territorio argentino durante tres semanas aunque mucho es de temer que si no lo hacía, el viaje se realizaba igual. Allí, en la ciudad luz que siempre brilla sin plan energético asistió a la inauguración de una plaza, participó de una manifestación callejera pidiendo por una media francesa, charló otra vez con una modelo y almorzó con su par francés. No es poco.

Perdido Aznar para el imperio, Estados Unidos cuenta en Europa con Sarkozy que resultó rápido para los negocios como un tren bala y confiable para oponer un principio de freno a la penetración árabe en lo que queda en pie del antiguo esplendor del mundo occidental. París aún quiere alumbrar más que la cultura que desparramó la Alianza por el mundo. Y Argentina aún asombra con un matrimonio presidencial que salta como si nada de la húmeda selva bolivariana a uno de los antiguos ombligos culturales del mundo. Pero si la partida y la estadía en París fueron una proclama a tambor batiente para el consumo interno, el regreso de toda vacación entristece porque hay que pagar las cuentas. No las del dinero que las financia que es ajeno sino las políticas. Las que duelen.

Aquí la cuestión no ha cambiado fundamentalmente porque se freesaron. Lo de siempre. Y de los treinta días de tregua que ofrecieron los hombres y mujeres de campo se fueron siete para no volver. Se los comió la inflación. Quedan veintitrés. Veremos como sale el Gobierno del brete. Si da, pierde, y parece evidente que si no entrega, también. Es un problema. A lo mejor más gritos y amenazas desde las tribunas asustan a los ruralistas o tal vez potencien sus reclamos.

En cualquier momento arriban los dibujos del INDEC y se verá como la inflación se retrotrajo a los valores existentes en mayo de 1811. Ahí no había inflación, sencillamente porque no se la medía. Estamos mal pero vamos bien. ¿Hacia dónde? Cada vez los gobiernos necesitan más dinero para financiar sus dislates. La provincia de Buenos Aires está en rojo; esta ciudad, igual; y la Nación ni qué hablar. Dos mil para el Riachuelo, dos mil para no se sabe qué cosa, casi mil de un nuevo bono que pagarán los nietos y bisnietos que vendrán. Son miles y miles de... millones de dólares. Y si no hay retenciones, bueno es la suba de impuestos. En especial para aquellos que votaron un cambio en la ciudad o la “continuación del cambio” en el campo. ¿De qué se quejan?

Vuelven a escucharse algunas voces económicas que apoyaron durante cinco años “el modelo” que, como en los tiempos de Carlos Menem, tiene dos padres: Duhalde y Néstor (que es Kirchner). Es hora que la reina de los “progresistas” del mundo que se lanzó a toda vela hacia la Antártida sin oposición argentina, pague el millón de libras esterlinas. O al menos la mitad a cada uno.

Los economistas del nuevo Proceso iniciado en 2003, proponen alguna corrección al “rumbo” que si es de agua, se convertirá en “averiado” o tal vez en el necrológico “hundido”. Quieren lo imposible. El origen del 25% anual y actual de la inflación se encuentra en el “plan económico”. Ahí está la raíz del mal. Los decidores son los mismos que aseguraban que “un poco de inflación se puede controlar”. Con la señora María Estela o con don Raúl se escuchaba lo mismo. Pero a no desesperar. La inflación llegará dentro de poco al 40% a velocidad de tren bala. Como para ir practicando. Habrá que sacar boleto de ida.

Mientras, con seguridad, el mes entrante, parte del pueblo será llevado a una nueva plaza para fortificar el futuro del nuevo país que alumbrará al nuevo hombre mientras la revolución se viene gestando acechada desde las sombras por los golpistas de siempre: “Convoco al pueblo argentino, a todos, a este gran acuerdo del Bicentenario de nuestra Patria, de nuestro nacimiento, este 25 de Mayo, desde el fondo de mi corazón. Y les pido a todos y a todas que me ayuden, quiero que me ayuden a poder seguir luchando por la justicia; quiero que me ayuden a seguir luchando por el trabajo; quiero que me ayuden a seguir luchando para conformar un empresariado nacional con más valor agregado cada día, con cada día más y mejor trabajo; que me ayuden a que la educación vuelva a ser el instrumento del equilibrio social, porque sola no puedo; necesito de la fuerza inagotable e indestructible del pueblo. Y sé que lo van a hacer, porque los argentinos nos hemos alejado del infierno y no queremos volver a él. Nos gusta más este país donde somos un poco más los que podemos compartir que aquel país del pasado en el que unos pocos gozaban de todas las riquezas y el resto miraba o sufría o moría.”
CORREO DE BUENOS AIRES
SALINAS BOHIL

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