jueves, 17 de abril de 2008

LA GUERRA DE LOS ROCES

“Dos gobiernos conviviendo en el tiempo y en el espacio no duran mucho en ninguna parte del mundo” (Joaquín Morales Sola, Diario La Nación , 17/4/2008).

A los innumerables problemas que debemos soportar los argentinos se suma la interna en el gobierno nacional, Moreno vs Fernández Alberto , ¿Kirchner vs Kirchner?

¿Tendremos en puerta los argentinos una versión nacional y criolla de “La guerra de los Roses?

Aunque en esta no serán solo roces.

La soberbia que emana de los funcionarios del gobierno nacional se está transformando en un dogmatismo insostenible que, además de impracticable, resulta pernicioso para el futuro si es que se puede hablar de futuro.

Queda claro que para el gobierno la femenina K no existe, porque si fuese capaz de ver más allá de sus narices comprobaría que al futuro lo están eliminando no solo del vocabulario de los argentinos sino también de todo atisbo de pensamiento y expresión. Ni siquiera presagiamos un mal futuro sino que al paso que vamos no vemos posibilidades de que vaya a existir.

En cinco años han logrado retrotraer al país sesenta años. Y quizás el mayor y mas imperdonable acto de corrupción haya sido la vía libre a grupos y corporaciones cuya actuación en la vida nacional esta resultando nefasta.

Nos preguntamos ¿Cómo podrá gobernar el país un futuro presidente con corporaciones y grupos radicales violentos que manejan improvisados y bien armados ejércitos que han sido financiados por el mismo gobierno y por su socio venezolano? Grupos que pueden parar el país, tomar la Plaza de Mayo o evitar que los alimentos lleguen a los centros urbanos.

En cuestión de días podrían hacerle la vida imposible a cualquier gobierno.

No lo hacen ahora porque están cobrando sueldos y prebendas del actual gobierno, son socios no amigos.

Estos grupos no son amigos de nadie ni defienden los derechos de ningún argentino sino solo los propios y los de su agrupación mercenaria.

Este gobierno, en los 5 años de su gestión, ha introducido la creencia que cualquier argentino para ser escuchado debe cortar una calle, una ruta o tomar un edificio público, en una palabra han derogado el derecho constitucional de circular libremente por el territorio nacional.

¡Sí derogaron hasta el derecho a transitar en libertad por el territorio de la Nación !

También han derogado el principio de la división de poderes, principio de autoridad que ya nadie respeta y es casi unánime la consideración de que la autoridad la da el pertenecer a un órgano represivo, que dependa del gobierno K.

Se ha instalado en la mayor parte de la población la creencia de que autoridad significa represión, salvo que la represión la ejerza el gobierno o un grupo mandado por el mismo en cuyo caso esta acción corresponde a una defensa de la democracia.

¿Democracia? ¿Puede ser llamado democrático el sistema en el cual vivimos los argentinos?

Si tomamos como referencia la forma en que se eligió a la actual presidenta, podemos en principio pensar que se trata de una democracia. Es quizá el único hecho que legítima esta gestión, ya que, luego la gran mayoría de las acciones realizadas por este régimen se alejan cada día más de lo que debería ser un régimen democrático y republicano. Los hechos están a la vista.

Del sistema de tres poderes independientes entre sí se ha pasado a uno que maneja a los otros dos. Superpoderes, emergencia económica vitalicia, impedimento de que opositores políticos asuman sus funciones legislativas a pesar de haber sido elegidos en elecciones libres, ataques permanentes a la prensa independiente plasmados ahora en un Observatorio de Medios que será una especie de censor de las noticias que no fueran del agrado oficialista, ignorancia o desatención a las decisiones de la Corte Suprema como el caso de la movilidad de las jubilaciones, los escándalos de corrupción que golpean cada vez puertas más cercanas a Balcarce 50, las medidas confiscatorias e impuestos regresivos que han servido para mantener un sistema prebendario y clientelísta y todas las obras que no se han hecho, escuelas, hospitales, viviendas, rutas, programas serios que protejan realmente a los pobres y no que les entreguen un cheque cada dos años cuando haya elecciones.

El hecho de crear un sistema donde el poder reside en dos personas más dos dependientes y donde la ley sea lo que ellos dos sostienen en el presente y según qué convenga aplicar en ese momento, nos va sumergiendo día a día en un caos y un desprestigio que no figuró en los anuncios de las realizaciones K.

Cómo todo régimen, por más poderoso y violento que se manifieste y aunque maneje incluso los recursos que produce la riqueza de nuestra Nación el destino del gobierno en ejercicio es entrar en la decadencia al desconocer a las instituciones que nos hacen funcionar como República.

Parecería a este régimen le ha llegado su momentum. Las peleas internas, las discusiones por ocupar lugares de poder preponderantes, los personalismos, el sentimiento de venganza y resentimiento y por sobre todo el grave error de creerse que ellos son el estado, los hacen cometer una serie de errores garrafales por el hecho de haberse desbordado o como dicen los chicos “porque se les quemó la cabeza”.

Hemos visto que a varios les pasó lo mismo, la decadencia los superó a pesar de haber gobernado durante años el país. Cuándo se pierde el control sobre sí mismo y se cree que todo lo pueden, sin tener ningún límite, ocurre lo que hoy está sucediendo en la Argentina.

No se cómo saldremos de esta crisis que se avecina, de lo que estoy seguro es que tendremos que afrontarla y nuevamente los más pobres, los más desposeídos, los más necesitados serán los más perjudicados, mientras los principales responsables terminarán descansando en sus casas imponentes hechas al abrigo del poder.



Alejandro Olmedo Zumarán.

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