jueves, 17 de abril de 2008

SE ACABÓ EL SILENCIO

Ahora, el campo hace oír su voz
Lejos de prejuicios y arcaísmos, los sectores que representan a la producción agropecuaria reclaman el reconocimiento del lugar que ocupan en el perfil productivo del país. Esto es lo que ha cambiado a partir del conflicto por las retenciones.
Por: Miguel Saredi
Fuente: PRESIDENTE DEL GRUPO PAMPA SUR


Explicaba la socióloga alemana Elizabeth Noelle-Neumann que la 'espiral del silencio' se define cuando los medios de comunicación más influyentes reflejan las posturas que consideran políticamente convenientes y no dan lugar a otras opiniones, aunque sean mayoritarias, correctas y sensatas.

Con la teoría de la espiral del silencio la socióloga alemana demostró en la práctica como los mecanismos de distintos medios de comunicación, y la pasividad o indiferencia de otros, interfieren en la formación de la opinión pública. Quizás por ello algunos están tan preocupados por la postura de los medios masivos de comunicación y han revitalizado el Observatorio de Medios.

En nuestro caso no le echamos la culpa a los medios de difusión sino a la tradicional y nula participación del sector agropecuario en los espacios públicos, en la comunicación de sus idearios y en la participación en general —con honrosas excepciones— en la vida política, partidaria y hasta institucional de la República. La sola presentación de sus temas se daba sólo en los suplementos agropecuarios, revistas, o en programas especializados, de radio y televisión.

Cuando María Alarcón fue expulsada hace unos años de la Comisión de Agricultura dijimos que había algo positivo: Habíamos trascendido a los cuerpos principales de los diarios, pusimos el tema en el tapete en distintos programas políticos de TV y estábamos comenzando a romper la espiral del silencio.

Cuando la gente se entera, o se tiene la sensación que la opinión está crecientemente compartida por amplios sectores de la sociedad, se siente reforzada; se siente menos vulnerable, se expresa públicamente y está dispuesta a exponerse. Esta sensación ha sucedido estas últimas semanas, en especial en todo nuestro Interior.

Quien ve que su opinión pierde terreno, se vuelve cauteloso, miedoso o prudente, y no levanta la voz, o calla. El silencio contagia, y así una posición u opinión, aunque sea válida e importante, se pierde totalmente en el 'mercado' de la opinión pública. Le pasó a la cadena agroalimentaria mucho tiempo en nuestra historia reciente.

Muchas veces ingenuamente silenciamos, porque pensamos que si lo dicen los técnicos de Universidades oficiales debe ser una cosa seria. Hasta que empezamos a descubrir los modos de subdividir la economía que, por ejemplo, no tienen en cuenta las actividades conexas como la industria de la maquinaria agrícola, los aditivos, productos y servicios para el agro, como productos finales e insumos intermedios, que no contemplan ni la construcción ni el transporte agrícola.

La verdad hace que superemos el 60% del PBI y el 85% del PBI transable, y que millones de argentinos que dependen del Sindicato de Camioneros, de cientos de filiales del interior de bancos oficiales y privados como empleados bancarios, que miles de empleados públicos, de obreros de la construcción, metalúrgicos y de tantas otras actividades debieran mirar con mayor respeto al campo argentino porque su trabajo tiene directa relación con su aporte. Debiera haber mayor conocimiento de la industria automotriz y la incidencia de esta cadena en sus ventas, aunque algunos empresarios aplaudan las medidas que desfavorecen al campo, y eso duela.

Pero ahora el campo rompió esta lógica perversa y se le acabó el temor, la vergüenza, el sentimiento de inferioridad y especialmente el miedo. No calló más. No hizo lo políticamente correcto, porque tenemos un árido camino de décadas de silencio para transformar y cambiar. Nuestra dirigencia política, durante este tiempo, haciéndose cargo de esta manía de encuestas, reflejos y humores de la ciudadanía optó por callar, avalar y denigrar aún más al sector, aunque entienda en privado o 'en off' la necesidad de fortalecerlo o de contar con él, fundamentalmente para sustentar las arcas fiscales. Por ello ya se les pide a los gobernadores, intendentes y diputados que dejen de decir en privado lo que niegan en público.

En silencio estuvieron nuestros antepasados, nuestros padres y abuelos, mientras construyeron nuestra Patria, mientras pusieron sus manos y sus cuerpos al sol ardiente para la sementera o arrear la hacienda. Mientras sostuvieron cada uno de nuestros pueblos del interior, mientras dieron sus familias, sus dineros y sus vidas para el fortalecimiento del Estado nacional, provincial o municipal.

En silencio soportamos todos estos años a tantos economistas urbanos hablar de 'la renta diferencial de la tierra' o de 'la renta extraordinaria', o de la necesidad del industrialismo frente a los proveedores y exportadores de materias primas, de la necesidad de agregar valor a nuestras exportaciones, con conceptos arcaicos y gastados que no asimilan la significación de las cadenas de valor o el alto valor agregado de la leche o de la carne, por ejemplo, o incluso de un poroto de soja o de maíz. Por eso marzo del 2008 es un mes histórico para la producción argentina, porque, entre otras cosas, rompimos definitivamente la espiral del silencio.

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